El apego adulto: tres formas de amar







Hace unos días, explicaba la importancia del amor en la infancia y como algunos experimentos probaron la importancia de sentirnos queridos y amados al largo de nuestra existencia. No solo anhelamos ser amados, sino que también necesitamos querer a alguien de forma recíproca. Esta es una condición sine qua non que rige nuestras vidas; siendo más conscientes o no. Hablábamos de la importancia de un amor desde nuestros inicios, que podía ser otro al de los progenitores originales. El amor se configuraba a través de la disponibilidad de una figura, que es capaz de proteger y tener cura de nosotros.

Hoy vamos a avanzar un poco más en el mundo del apego. Aunque realmente la teoría del apego es demasiado larga para explicarla en un post, hoy me gustaría que conocierais un poco más - como os prometí - el apego adulto. 

Los adultos tenemos, a grosso modo y de forma fácil de explicar , tres formas distintas de amar. 


En primer lugar, existe el APEGO SEGURO:

En el apego seguro, la persona se siente cómoda y segura con la persona amada. El sujeto tiene una visión positiva de sí mismo y del mundo, una comunicación abierta con su pareja o figura de afecto y se abre a hablar de sus emociones. Es capaz de expresar lo que siente de forma más o menos coherente. Expresa libremente su necesidad de ser cuidado y también lo hace cuando necesita contacto. En general, suele recibir bien el contacto físico.  



En segundo lugar, existe el APEGO EVITATIVO:

Suelen ser personas no tan abiertas a hablar de su mundo interno y sus emociones. Cuando sienten dolor en relación a una experiencia amorosa, suelen reaccionar evitándolo. Pueden decirse a sí mismos que son personas independientes y muestran un alto grado de autonomía (quizás excesiva, sin un punto de cooperación con el otro). Cuando existe una mala relación con la figura de apego, se evita sentirse cercano a la persona en cuestión. Algunas veces puede rechazar o evitar el contacto o afecto. Suelen infravalorar las necesidades de apoyo de los demás, así como también de intimidad. 


Y por último el APEGO PREOCUPADO:

Suelen tener tendencia a depender de sus parejas y a desconfiar fácilmente. Es fácil que tengan celos u/o obsesión. Suelen anhelar sentirse cerca de sus parejas y buscan una intimidad extrema. Cuando no lo están, se pueden llegar a poner ansiosos. Tienen bastante necesidad de aprobación de la figura de apego y temor al rechazo. En este sentido, no se sienten seguros.  Se pueden dar relaciones de dependencia con la pareja o la figura de apego.


Es interesante conocer como es cada uno  (aunque dentro de estas categorías haya subcategorias).

Conociendo cada uno como es, será más fácil entender porque nuestra pareja sufre cuando nos vamos (unos días, un fin de semana) o no, o contrariamente,  porque aparentemente no lo hace. Muchos problemas de pareja, nacen de la poca compresión del propio sistema de apego. Entendiendo como es nuestro sistema, podemos trabajar para mejorar nuestras relaciones interpersonales y obtener más bienestar personal.






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